#117: Argentina, ese nuevo viejo feo país
¿Qué tal? Sé que lo que nos reúne principalmente cada semana a vos y a mí es un repaso por los principales episodios de la agenda de juicios de lesa humanidad, del proceso de memoria, verdad y justicia. Pero quiero que hablemos un poco de lo otro que pasó hace unos días, algo que no está intrínsecamente vinculado a tribunales, ni a represores, ni al genocidio de la última dictadura, pero que mucho y muy bien puede leerse reflejado en el espejo de aquellos tiempos.
Aquí estamos, entonces, amigue. Después de una semana arrolladora, de unos días que, a la distancia, pueden llegar a ser entendidos como aquellos en los que se refundó una nueva Argentina, una vieja nueva Argentina a decir verdad. Porque sus principales características, unas costumbres que, pintan, llegaron para quedarse, huelen a la humedad que junta la ropa cuando se la deja guardada sucia. "Estamos logrando que haya un nuevo momento en la historia argentina. Así como hay un nuevo momento en lo económico, hay un nuevo momento en el orden”, dijo en una entrevista post represión la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Coincido: un nuevo momento, un momento de mierda. Esto ya lo conocemos y huele feo.
Recapitulo un poquito, aunque sé que sabés de lo que hablo. Entre el miércoles y el viernes pasado, la Cámara de Diputados debatió y aprobó la Ley ómnibus. En las calles que rodean al Congreso, en la Plaza, en las veredas, manifestantes de diferentes espacios políticos y sociales –la izquierda y algunos sindicatos; colectivos de jubilados, asambleas barriales, "sueltes"– acompañaron el tratamiento de esa norma que es, como bien dice el Gobierno nacional, fundante: da vueltas la Argentina tal como la conocemos porque, más allá de que varios puntos tremendos del articulado ya no están o fueron modificados, aún es total la injerencia que tiene en nuestros recursos naturales y una numerosa cantidad de empresas públicas --capítulo aparte y preocupante la intervención de medios públicos, en la mira privatizadora-- que pone a la venta; en nuestros derechos como el que tenemos a manifestarnos sin que la cana nos pase por encima; y a vivir en democracia.
Porque, vamos a resumir en una cuestión: la versión de la Ley Ómnibus tal como se aprobó el viernes por 144 a 109 votos habilita facultades extraordinaria a un gobierno que demostró que viene a repartir el país en las pocas manos del poder que lo llevó hasta la Casa Rosada sin importarle el costo. No quiere ni considera necesario tener que consensuar planes con nadie. Todo al “mercado”, si el mercado lo manejan los poderosos que le caen bien. Y ya.
Un grupo importante de personas se manifestó en las inmediaciones del Congreso durante el tratamiento y la respuesta oficial fue represión. También hubo protestas en ciudades principales de otros puntos del país, como Rosario, con igual resultado. Sobrepoblación de policías federales, gendarmes y prefectos, de infiltrados también, munidos con un gas especialmente hiriente que sufrieron muchos y muchas, que dejaba los rostros a la miseria, que provocaba un efecto de quemadura en la piel que permanecía por horas; balas de goma.
Uno de los blancos elegidos por la violencia de las fuerzas fueron les trabajadores de prensa: más de 30 resultaron herides.
Periodistas Argentinas y Arecia; el CELS, Sipreba, Argra y el Ceprodeh realizaron denuncias ante la CIDH sobre esta intención clara de coartar la libertad de prensa.
El día más fiero fue el jueves, pero el viernes continuaron los palos y las detenciones. Las inmediaciones –la zona inmediata pero también un radio más amplio, de unas diez cuadras a la redonda, se convirtieron en un coto de caza de gente para la cana y sus hermanes uniformades. Grupos de a tres o cuatro animales “bajando” a los golpes a manifestantes y fotógrafes, periodistas o sencillamente pibitas sentadas cantando el himno nacional. Patrullas “cuidando” que las cámaras de televisión no filmen las detenciones, gaseando movieron y camarógrafos. Todo muy horrible.
No hay cifra exacta de detenciones. Por eso, la Comisión Provincial por la Memoria exigió al Gobierno la cifra exacta. Los avasallamientos continuaron post libertad. Hay por lo menos dos detenidos el jueves que para ser liberados el fiscal porteño Alejandro Pellicori obligó a comprometerse a no acercarse a menos de 1000 metros del Congreso. Una locura total. Se trata de una de las "normas de conducta" impuestas por el fiscal para estas personas, acusadas de "atentado a la autoridad", pero aún sin condena, obvio.
Extraña manera de proceder de la Justicia, como siempre: ¿qué normas de conducta regirán para el represor Jorge Olivera, varias veces condenado por crímenes de lesa humanidad, quien ya se profugó una vez pero por estos días disfruta de una prisión domiciliaria un tantito laxa? Una que le permite celebrar 50 años de casado, como rescató Luciana Bertoia en este tweet.
El Gobierno, Milei, Bullrich, Adorni y toda la runfla no finge demencia: literalmente justifica cada una de las acciones que llevaron a cabo. Les importa nada las advertencias de organizaciones del más marcado conservadurismo a las que no les da ya para mirar para otro lado ni de organismos internacionales de derechos humanos. Vinieron con un plan y harán todo a su alcance para concretarlo.
La semana en juicios
Ahora sí, vayamos a lo estrictamente nuestro, los juicios de lesa humanidad. Cómo te comenté el lunes pasado, la cosa arrancó despacito. Hubo audiencias en tres debates, entre el jueves y el viernes.
El jueves retomó el juicio Zona V del Ejército, en Bahía Blanca, con indagatoria a parte de los acusados. Y también hubo audiencia en Neuquén, en el juicio "Funcionarios judiciales" contra el exjuez Pedro Duarte y el exfiscal Víctor Ortíz por su complicidad con los crímenes de la última dictadura, el jueves y el viernes.
La semana cerró con una audiencia importante en Rosario, en el marco del juicio “Acindar”, por los crímenes contra los trabajadores del Villazo: el viernes se incorporó al juicio el acusados Antonio Bossié. En esta nota hay, también, un adelanto de lo que viene en este debate.
Está semana viene más fuerte, con audiencias todos los días en nueve debates. Aquí te dejo el cronograma:
Otras noticias
A la cárcel: La Cámara Federal de Apelaciones de Paraná aceptó una apelación de la Fiscalía y ordenó la inmediata detención de Oscar Ramón Obaid, un militar retirado condenado en 2015 por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, pero que hasta ahora permanecía en libertad. La historia la lees acá.
Viejo conocido: Un abogado de La Plata denunció a los diputados nacionales del Frente de Izquierda por "incitación a la violencia e incumplimiento de deberes de funcionario público" a propósito de sus intervenciones en el debate por la Ley Ómnibus. El tipo se llama Marcelo Peña y defendió a Christian Von Wernich durante el juicio por crímenes de lesa humanidad en el que fue condenado.
Paraguay: Se cumplen 35 años del final de la dictadura de Alfredo Stroessner, la más larga de América del Sur. ¿Qué queda?
Libros, pelis, teatro y más
En “Golpe en el museo”, Imanol Subirla Salvo cuenta un escandaloso robo que sucedio en el Museo Nacional de Bellas Artes durante la última dictadura cívico militar. El episodio incluyó secuestros, torturas y complicidad judicial para llevarse veinte millones de dólares en obras de arte. Acá un adelanto del libro, editado por Planeta.
Bueno, corto acá porque esto se extendió demasiado. Agradezco los aportes que llegan para respaldar este laburo semanal, sobre todo estos tiempos tremendos: les periodistas estamos en pleno plan de lucha ante empresarios que no quieren otorgar ni medio peso de aumento salarial --desde diciembre que no tenemos recomposición alguna--. Te dejo el comunicado de nuestro sindicato, el Sipreba.
Ahora sí, ¡hasta la semana próxima!