Como algunas otras veces antes, la crisis tremenda que atraviesa el periodismo como fuente de trabajo (porque de la general ya me aburre hablar) en Argentina será el tema principal de esta entrega. Y lo será porque yo, que dedico varias horas de mi semana a armarla, soy una trabajadora de prensa que, como le pasa a la inmensa mayoría de compañeres de Página/12 y Letra P, y de colegas en todas y cada una de las empresas de medios gráficos de comunicación, veo cada vez más lejos la posibilidad de vivir de mi trabajo.
El tema explotó el sábado luego de la publicación —en edición web e impresa— de una columna que escribió Leticia Martín y que se titula “Nadie lee nada”. Te la dejo en el link. Salió, circuló, la empresa la bajó y luego la volvió a subir con muro pago, solo para suscriptores🤡.
Allí, la periodista cuenta lo que nos pasa a muches: se hinchó los ovarios/pelotas de la dinámica precarizadora del periodismo. Por esa columna semanal, el diario del empresario de medios tan bien tratado por el mainstream periodístico Jorge Fontevecchia le paga 50 mil pesos mensuales, colaboraciones que le debe desde hace medio año.
50 mil pesos mensuales. Una deuda de medio año.
El tema estalló, te contaba, este fin de semana. Pero en Página/12 estuvimos de paro entre el miércoles y hoy a las 00. Sí: cuatro días y medio de paro porque, como Leticia, estamos hartxs. La medida fue votada por unanimidad en una asamblea de la que participaron gran parte de lxs trabajadorxs del diario —muchos otrxs no lo hacen porque no les dan los horarios o porque no les da la cara— e incluyó el día de las elecciones porteñas, un hecho fundamental en la agenda informativa.
¿Por qué paramos? Porque cobramos sueldos básicos de 519 mil pesos mensuales y colaboraciones de 13 mil pesos por nota.
El objetivo del paro es que no salga el diario, obvio. Pero siempre hay empleados que le dan la espalda a sus compañeres y se “solidarizan” con la empresa. Nos preguntamos con mis compañeras de comisión interna de Página "¿cómo seguir dándole la espalda a esta situación?”
En lo personal, cada vez puedo menos y eso repercute en mi ejercicio del oficio. Hasta setiembre de 2024, una versión reducida de este boletín —que por orden de la dirección periodística del diario a cargo de Victoria Ginzberg y Nora Veiras contenía solo links de notas publicadas en el diario— era enviada a los “socios” de Página/12, gente que aporta mensualmente dinero para “sostener" al medio. En septiembre dije basta luego de que no quisieran aumentar el valor que me pagaban por cada entrega, que permanecía congelado desde mayo de 2023. Entonces, me pagaban 9 mil pesos (bruto, sin descuentos) por cada boletín.
Claramente, tuve que buscar otros laburos, pero, más allá del tiempo que estoy obligada a dedicarle a esas fuentes de sustento para mí y para mi familia, cada vez puedo hacer menos periodismo desde que la situación en relación con los derechos que la empresa me respeta en tanto trabajadora, son menos.
Ya no da “hacer a pesar de”. Y ojo que las medidas de fuerza no son gratuitas, eh. Porque a todes quienes las llevamos a cabo, Víctor Santa María, el dueño de Página/12, el secretario general del sindicato de trabajadores de edificios, el integrante de la comisión directiva de la CGT, ese mismo nos va a descontar cada día de paro.
Es insostenible hacerse el desentendido, mirar para otro lado, callarse la boca, escribir y editar las páginas de este y de todos los medios de comunicación que destruyen a esto oficio como una fuente digna de trabajo.
No pude saber qué ocurrió con la agenda de lesa humanidad esta semana. Pueden chequear el sitio web y el youtube de La Retaguardia, medio autogestionado que sigue la agenda al pie del cañón. No pude producir ni escribir notas, tampoco. Y si las cosas siguen así, dejaré de saberlo, dejaré de escribir, dejará de salir este boletín. Sí, ya lo sé: nadie es imprescindible. Solo espero que quien lo esté haciendo o lo haga de aquí en más, sepa defender sus derechos y el del colectivo de trabajadores al que pertenece.
Les trabajadores de prensa somos ESO: TRABAJADORES. Si no defendemos nuestros derechos, nadie lo hará.
Hasta el lunes próximo, queride.